El Centro Fundación Caja Rioja La Merced nos acerca a la faceta fotográfica y artística del premio nobel de medicina Santiago Ramón y Cajal

Abr 20, 2023 | Educación y Cultura, Noticias

  • La muestra fotográfica ‘1903, viaggio in Italia. Italia bajo la mirada de Santiago Ramón y Cajal’ está compuesta por 44 fotografías en blanco y negro y una serie de paneles con información sobre Santiago Ramón y Cajal, su viaje a Italia y su faceta como fotógrafo.
  • La exposición está en el Centro Fundación Caja Rioja La Merced desde hoy, día 20, hasta el próximo 27 de mayo.

Carlos Fuentes, gerente de Fundación Caja Rioja, ha estado acompañado por la comisaria de la exposición de Luciana Schiavarelli, cónsul honoraria de la República Italiana en Pamplona. Esta muestra fotográfica, que cuenta con el respaldo de la Embajada de Italia, describe este evento como ‘la oportunidad de conocer más a fondo a Santiago Ramón y Cajal y participar en la creación de la Red Europea de Pueblos de Nobel’.

La exposición es un pequeño homenaje que Italia rinde a Santiago Ramón y Cajal, en el marco de las celebraciones organizadas en ocasión del 170 aniversario del nacimiento del científico.

La fotografía elegida para representar la exposición quiere ser también un homenaje a Silveria Fañanás, esposa de Ramón y Cajal, y por extensión a todas las mujeres compañeras de vida de los científicos, colaboradoras ocultas.

                La exposición nos muestra su faceta más artística, y dejó reflejada la Italia de principios del siglo XX.  Cajal nos dejó cientos de fotografías de muy variadas temáticas. Tenía muchas fotos de sus hijas y mujer y otras muchas de sus viajes.  
Santiago Ramón y Cajal dedicó su vida a la ciencia y al estudio del sistema nervioso, pero más allá de la medicina, el nobel tenía dos pasiones: la fotografía y el dibujo. Aunque él quería ser artista, su padre, médico de pueblo, le quiso quitar la idea de la pintura desde muy pequeño.

Su primer contacto con la fotografía empezó cuando estudió bachiller en el Instituto de Huesca. En cuanto tenía algo de dinero, se compraba una cámara fotográfica. Además de utilizar todas las técnicas fotográficas que había en ese momento, también hizo aportaciones: perfeccionó mucho las emulsiones para reducir el tiempo de exposición, que era muy larga para tomar una foto; y junto con su mujer, Silveria Fañanás, se dedicaron a fabricar placas de gelatina bromuro para otros fotógrafos con sus propias modificaciones.

Fue pionero de la fotografía en color en España. Siempre estuvo al día de las nuevas técnicas que iban apareciendo. Desde 1900 fue presidente de honor de la Real Sociedad Fotográfica, escribiendo numerosos artículos y publicando en 1912 su libro ‘La fotografía de los colores’.

[…]

“Fue el año 1903 uno de los de mayor actividad del recién creado Laboratorio de investigaciones científicas. Una fiebre de trabajo, sólo comparable con la sufrida en 1889 y 1890, se apoderó de mí, embargando todas mis facultades. Nada menos que 14 comunicaciones, algunas equiparables por su volumen a libros, di a la estampa en dicho año, cuya segunda mitad considero como la cúspide de mi actividad inquisitiva.

Y todavía pude, durante la canícula, disponer de tiempo bastante para emprender, en compañía de mi mujer y hermanas, un viaje de turista por la encantadora Italia, con acompañamiento del indispensable aparato fotográfico, y haciendo escala en Génova, Milán, Turín, Pavía, Venecia, Florencia, Roma, Pisa, Nápoles y otras admirables ciudades de la patria del arte.

(…) Por entonces (agosto de 1903) y a guisa de sedante del cerebro sobreexcitado, emprendí el citado viaje de placer por la seductora Italia. Aquellas nobles y excelsas visiones del arte causáronme vivo deleite; pero, de vez en cuando retornaban, distrayéndome de mis contemplaciones, inquietudes de Laboratorio. Ante los cuadros de un Museo o al pie de ruinas gloriosas, acometianme obsesionantes hipótesis necesitadas de contaste experimental, proyectos técnicos, al parecer henchidos de promesas.

Cierto día, ya iniciado el viaje de regreso y vibrante el cerebro por el recio trepidar del tren, apoderose de mí, con la obsesión de la idea fija, cierta sencillísima hipótesis…”

SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL
Recuerdos de mi vida: Historia de mi labor científica (cap.XIX, ed.1923)

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